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El Comenius ya habla portugués

El pasado mes de mayo, desde el 3 al 8, un grupo de profesores (Antonio Andújar, Mariló, Marta Exojo, Mila, Adolfo Rebolledo, Elena, Alejandro y una servidora, Isabel Berruga) y de alumnos (Alba, Arancha, Jose Antonio Balsalobre, Jorge, Natalia y Sandra), nos aventuramos en un viaje que resultó, a la par que muy divertido, bastante provechoso.
El proyecto Comenius prosigue su andadura y está empezando a dar sus primeros frutos.

Isabel Berruga


El destino final era Vila do Conde, un precioso pueblo situado a unos 50 Km de Oporto, la segunda ciudad más importante de Portugal. Nuestro objetivo: que los chicos convivieran con niños de otros países durante los días que duraba nuestra expedición, que practicaran inglés (ya que era el idioma oficial de comunicación entre personas de tan variados orígenes) y que conocieran por dentro y en persona el funcionamiento de un centro escolar fuera de España.

Por otra parte, los profesores que formábamos el proyecto perseguíamos ponernos en contacto con el resto de los integrantes, procedentes de Italia, Alemania, Chipre, Eslovenia y Portugal para organizar los que serían nuestros próximos pasos a dar.



Durante los días que estuvimos allí, las reuniones se sucedieron, tanto por la mañana como por la tarde.

En primer lugar era necesario mostrar a nuestros compañeros extranjeros todo el material realizado por los alumnos durante este año: vídeos que reflejaban su forma de vida, sus casas y habitaciones, sus lugares de reunión, el instituto, las aulas...; álbunes de fotografías que mostraban Hellín y su entorno; exposiciones de fotos en paneles; power point... etc.

Sucesivamente el resto de integrantes del grupo fueron haciendo lo mismo. Así nos pudimos hacer una idea bastante completa de cómo funciona el sistema educativo en otros países europeos y cómo es la forma de vida de los adolescentes allí.

Sin embargo, hay que decir que los españoles, rompiendo una vez más con los tópicos, fuimos los que más trabajo aportamos. Dejamos el listón muy alto y las felicitaciones fueron continuas (dejándonos de falsas molestias).

Aparte de mostrar todo ese trabajo al que hemos hecho referencia, se tomaron una serie de decisiones sobre el futuro. Por ejemplo, el próximo encuentro tendrá lugar en Alemania, durante los primeros días de octubre. También se decidió cuál sería el tema sobre el que girarían nuestro próximos trabajos: el ser humano, desde que nace hasta su muerte, pasando por los acontecimientos más importantes de su vida: bodas, bautizos, etc

Mientras nosotros nos reuníamos en el centro anfitrión, que se trataba de un complejo de edificios muy bien dotados de instalaciones y muy cuidados, situado en Vila do Conde, nuestros alumnos estaban asistiendo en esos momentos a clase en las aulas de ese centro.

Cada uno de ellos estaba alojado con una familia distinta (todas encantadoras, por lo que luego nos contaron los chicos) y desde sus casas acudían a clase con su anfitrión portugués. Lo pasaron en grande, a pesar de que no entendían mucho de lo que los profesores les explicaban.



Todo les parecía curioso: los horarios (cada clase tenía una duración de hora y media. Con lo cual sólo tenían tres por la mañana, hasta la 1.30, después comían en el comedor del centro, y por la tarde tenían otra clase. A nuestros alumnos les resultaban demasiado largas y aburridas); la comida; el idioma.. pero, como la gente portuguesa es tan amable, hacían que todo les resultara más sencillo.

También hubo tiempo para el ocio. Así, durante el fin de semana realizamos dos excursiones: el sábado hicimos un tour turístico por Vila do Conde y el domingo por Oporto. Ambos lugares nos impresionaron muy agradablemente, tanto como la dulzura de su gente.

Concluyendo mi relato, la experiencia valió la pena.


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