“Escribir una carta a un amigo y esperar su respuesta de manos del cartero”. Un experiencia que la mayoría de los jóvenes no conocen y posiblemente nunca conocerán. Las necesidades de comunicación se han visto sobrepasadas por el avance de las nuevas tecnologías, que han derribado los muros de las distancias y el tiempo, permitiendo la comunicación inmediata entre personas distantes en varios miles de Kms.
Acostumbrados a utilizar Internet todos los días, quizás no somos conscientes de la poderosa herramienta que tenemos en nuestras manos. Vemos cómo algo normal poner en marcha nuestro ordenador y recibir mensajes desde otras partes del mundo en cuestión de segundos, cuando hace tan sólo algo más de 10 años, debíamos esperar varios días para obtener respuesta a nuestras cartas enviadas por correo postal.
Aquellas direcciones que intercambiábamos los amigos de un campamento o de un viaje, donde aparecía el nombre, dirección y ciudad, se han sustituido por una simple dirección de correo electrónico que permitirá el milagro de una comunicación rápida por Internet, donde más allá de las palabras, podemos intercambiar fotos, música, incluso videos.
Internet nace en 1969, como un proyecto del Ministerio de Defensa de los EEUU. Por aquellos años se pretendía comunicar unos pocos ordenadores para intercambiar información entre distintos departamentos ubicados en ciudades distintas de los EEUU. En 1982 el proyecto Internet sólo incluía a unos pocos cientos de ordenadores en una docena de lugares de Norteamérica.
El primer trimestre de 1992 se llegó a contabilizar 700.000 computadoras conectadas a la red Internet en 39 países. En enero del 93 la cuenta ya iba por 1.300.000 ordenadores conectados. A mediados del 2001 se estimaba en 459 millones de personas que se conectaban a Internet. Según un estudio de Morgan Stancey, actualmente hay más de 1000 millones de internautas en todo el mundo, y se espera que esta cantidad se triplique en los próximos 10 años.
Si analizamos la evolución de la informática, observaremos que desde sus orígenes hasta nuestros días no ha transcurrido tanto tiempo. Pensar en lo que podrán ver nuestros ojos en el futuro es imaginarnos un mundo rodeado de tecnología capaz de hacer realidad cualquier película de ciencia ficción.
Acostumbrados a utilizar Internet todos los días, quizás no somos conscientes de la poderosa herramienta que tenemos en nuestras manos. Vemos cómo algo normal poner en marcha nuestro ordenador y recibir mensajes desde otras partes del mundo en cuestión de segundos, cuando hace tan sólo algo más de 10 años, debíamos esperar varios días para obtener respuesta a nuestras cartas enviadas por correo postal.
Aquellas direcciones que intercambiábamos los amigos de un campamento o de un viaje, donde aparecía el nombre, dirección y ciudad, se han sustituido por una simple dirección de correo electrónico que permitirá el milagro de una comunicación rápida por Internet, donde más allá de las palabras, podemos intercambiar fotos, música, incluso videos.
Internet nace en 1969, como un proyecto del Ministerio de Defensa de los EEUU. Por aquellos años se pretendía comunicar unos pocos ordenadores para intercambiar información entre distintos departamentos ubicados en ciudades distintas de los EEUU. En 1982 el proyecto Internet sólo incluía a unos pocos cientos de ordenadores en una docena de lugares de Norteamérica.
El primer trimestre de 1992 se llegó a contabilizar 700.000 computadoras conectadas a la red Internet en 39 países. En enero del 93 la cuenta ya iba por 1.300.000 ordenadores conectados. A mediados del 2001 se estimaba en 459 millones de personas que se conectaban a Internet. Según un estudio de Morgan Stancey, actualmente hay más de 1000 millones de internautas en todo el mundo, y se espera que esta cantidad se triplique en los próximos 10 años.
Si analizamos la evolución de la informática, observaremos que desde sus orígenes hasta nuestros días no ha transcurrido tanto tiempo. Pensar en lo que podrán ver nuestros ojos en el futuro es imaginarnos un mundo rodeado de tecnología capaz de hacer realidad cualquier película de ciencia ficción.
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